martes, 4 de agosto de 2009

DEMOCRACIA Y EDUCACIÓN

El plan educativo adopta una idea de largo aliento donde favorece la producción de capital humano, porque esa es la verdadera y perdurable riqueza de cualquier sociedad moderna del mundo, viéndolo desde un punto de vista capitalista es tan necesario preparar a esos ciudadanos para el trabajo creador y productivo, que les permita acceder al bienestar al que aspira todo ser humano. Sin embargo, el estado no debería concebir a la educación como un método de amoldamiento de un producto, que en este caso sería en ser humano, que a futuro va a ser de provecho para la economía de un país, sino que más bien deben considerar a la educación como un medio por el cual el futuro del país va a ser mucho más provechoso no solo en el aspecto económico, sino también social-político, ambiental y cultural.

En la mayoría de los países latinoamericanos han atravesado por dictaduras militares que han opacado los sistemas educativos propios de cada país, a pesar de esto, vence la democracia y a su vez surgen aportes valiosos a la ciencia de la pedagogía y la didáctica tomando como inspiración la teoría del insigne venezolano Simón Rodríguez, quien sentó las bases para la Educación Básica en Latinoamérica, concebida 200 años como Proyecto visionario.


En el caso de Venezuela a pesar de que fue consolidada la democracia iniciada en 1958, con el final de la dictadura Perezjimenista, el fracaso del sistema educativo se evidenciado de muchas maneras y formas. Según expertos en materia de infraestructura, la realidad en nuestro país sobre lo que representan los espacios en la escuela en el área urbana y ni se diga del área rural, nos conducen a expresar que son verdaderos ranchos. De nada vale, seguir inaugurando escuelas y más escuelas cuando la necesidad perentoria es rehabilitar la mayoría -para no decir en lo absoluto- de ese recurso físico existente que son las instalaciones educativas. Además de esto, defiendo la tesis según la cual el Estado debería financiar la educación básica en su totalidad, de los educandos venezolanos pues, esa sería una buena y útil inversión de la renta petrolera y de los impuestos que aportan los contribuyentes al Fisco Nacional. Promover una educación con calidad que a su vez sea promotor del desarrollo económico y social integral de Venezuela.

A su vez, asimilar la importancia del proceso de aprovechamiento máximo de los recursos humanos de la mente, de la voluntad, del afecto, del esfuerzo cotidiano en el trabajo, se puede vivenciar el ideal de establecer un Régimen de Concursos u otras medidas que garanticen, la selección de un recurso tan importante como lo es el de ese Profesional signado, caracterizado de idoneidad, competencia y vocación de servicio, sin embargo hasta la presente fecha es poco o nada, lo que se ha logrado respecto a esta idea, por cuanto aún persiste la práctica del clientelismo político-partidista que se trata de la asignación de cargos que son repartidos mediante cuotas al partido del status un porcentaje y a los sindicatos otro tanto, mientras que no importa las cantidades considerables de licenciados y pedagogos desempleados con credenciales de méritos que son parte de la gran lista de espera de un cargo en las puertas del despacho de las Zonas Educativas para ingresar al ejercicio de la docencia.

Un ejemplo vivo de esta idea de las mejores selecciones de Profesionales, es el caso del Japón donde no fue el recurso existente en el subsuelo lo que condujo a un estado de éxito a esta potencia en tecnología, fue una materia más valiosa que el oro y el petróleo, la materia gris de sus ciudadanos dispuestos a luchar de forma colectiva por el bien de su nación, con tesón, orgullo y sobretodo una educación cimentada en valores de autoestima, honestidad, humildad y sobretodo esfuerzo sostenido.

Si se controlan una serie de variables que podrían redundar en darle de verdad ejercicio pleno de sus derechos a la ciudadanía, podamos hablar entonces de una Educación que coadyuve en la refundación de una Democracia de participación y protagonismo como lo contempla en su visión de Nación Soberana, nuestra Carta Magna.

Para los profesionales en la docencia y demás integradores tener en cuenta que el taller donde se construye la Venezuela del mañana no está ni siquiera en las oficinas de los altos poderes oficiales, está en nuestras escuelas y nosotros somos los encargados de la nada fácil tarea de darle una perspectiva distinta a las mismas cosas que se hacen y en eso consiste la transformación de lo que no está funcionando bien. El gran instrumento para la formación democrática es indudablemente la forma como el profesor conduce la rutina del aula; son re-editores sociales personas que tienen autoridad, atribuida por la sociedad, para cambiar modos de pensar, modos de sentir y modos de actuar en los niños y jóvenes que son sus alumnos, por esto se debe tener en cuenta los roles del docente, la ética y la moral siempre viendo hacia una mejora del porvenir de nuestro país.


Realizado por Barbara Berrios

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